El cono nevado del Teide al amanecer. El abrazo del Tajo sobre Toledo. La silueta de la Alhambra desde el Albaicín. Las piedras, las tejas, las almena de Albarracín, en Teruel... Imágenes que se cuelan por las ventanas de una habitación de hotel, más valiosas que un cuadro. Tras los cristales hay panorámicas que desvelan, fondos que iluminan y escenarios que enamoran. Vistas merecedoras de un viaje sólo por el privilegio de apropiárselas momentáneamente. Estos son 20 establecimientos con vistas llamativas y que, por su carácter único requieren anticipar la reserva o pedir una habitación determinada.
Carlos Bueno ha convertido esta casona en centro de observación de la naturaleza. Arraigada en un prado húmedo y lujuriante al final de un sendero flanqueado por macizos florales y arboledas, más que lujos la vivienda otorga al visitante la visión serena de la piedra, la teja y la madera. A través de sus ventanas se distingue la silueta del Naranjo de Bulnes, en plenos Picos de Europa.