En la elección del nombre se nota ya la agudeza de familia. También se nota que Carlos Bueno es un enamorado de la obra de Mann, de la que tiene ya 15 ediciones (aspira a llegar a las cien), y que lo es igualmente de la naturaleza astur, que resulta prodigiosa en la mayor parte de los rincones del Principado. En éste, sin ir más lejos, porque la panorámica de los Picos de Europa es de las mejores a que puede aspirar el viajero, sin despreciar la que se tiene de la costa con sólo ascender veinte metros por la finca de 7 hectáreas que rodea a este hotel que no es hotel pero como si lo fuera. Porque lo que es en realidad es una de esas llamadas casas de aldea, concepto administrativo que no vamos a explicar aquí y destinado a promover el turismo rural, algo tan sano para el alma como para el cuerpo.
Carlos Bueno, hijo treintañero de filósofo de pro, compró hace cuatro años cuatro casitas unidas en la aldea de El Allende de Vibaño, en el concejo de Llanes, a 107 kilómetros de Oviedo, y con sus propias manos las transfiguró en La Montaña Mágica, donde ofrece al viajero cinco habitaciones para el descanso (tres de ellas dúplex con chimenea y saloncito), con baño completo. Un salón con biblioteca, un Espasa completo y una chimenea gratificante. Pero también productos de la huerta que allí cultivan y comida casera basada en los mismos: potes, verdinas, tortos con huevos fritos y picadillo, caza..., en menú fijo con alguna opción (1.400 pesetas a mediodía y 1.200 a la noche). O paseos en sus propios asturcones, a lomos de los cuales se hacen rutas a caballo de dos horas por el valle de Ardisana o de cuatro por el cauce del Bedón hasta la playa de San Antolín (1.500 pesetas/hora).
Carlos cultiva frambuesas, cría abejas y ovejas, cocina, vende fabes diversas y verdinas a los viajeros urbanitas y les hace partícipes de su pasión agropecuaria, turística, alimentaria, ecológica... casi la misma con que su padre transmite sus múltiples saberes a los oyentes legos y asombrados. Como el entorno no asombra menos, el viajero parte alucinado del lugar, como en un éxtasis naturalista, deseando contárselo en seguida a otros y queriendo volver en cuanto pueda.
Para llegar habrá tenido que tomar primero el desvío en San Antolín hacia Posada, continuar desde allí 5 kilómetros hasta La Herrería, otros 2 hasta El Allende y a 500 metros dará con el objetivo, tras el repecho de una estrecha pista de cemento que pronto será doble. Si las fechas están comprendidas entre el 1 de octubre y el 31 de mayo, no es Navidades, ni Semana Santa, ni puente, podrá dormir por sólo 5.500 pesetas, si va solo, y por 6.200, si acompañado. O por 10.000 si elige dúplex. El resto del tiempo la cosa pasa a 6.700, 7.400 y 12.000. respectivamente, a todo lo cual habrá que añadir el acostumbrado 7 por ciento de IVA.